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El Cerebro Sabio

  • Ever Daniel Ferreira Garcidueñas
  • 5 feb 2016
  • 3 Min. de lectura

Hoy día está muy de moda el último episodio de la Guerra de las Galaxias, y con ello el concepto de la fuerza, ¿Cierto?. Recordemos que en el cuarto episodio, Luke Skywalker es sometido a un entrenamiento en el cual debe aprender a usar su espada láser, imposibilitado para ver y sólo utilizar ese tan curioso poder llamado la fuerza pero ¿Qué es eso? Y sobre todo ¿Qué tiene que ver conmigo? Pues bien, empecemos hablando un poco del contexto de nuestras habilidades humanas, como son, los reflejos durante alguna respuesta rápida para protegernos de alguna amenaza repentina en la cual, naturalmente no pensamos hacerlo, sólo lo hacemos. Además, este recurso no se agota a lo largo de nuestra vida, ya que podremos reaccionar nuevamente sin pensar, para protegernos de alguna amenaza.

El ejemplo obligado es el de algún objeto cuando se dirige a nuestros ojos y el inmediato cierre vigoroso que hacemos para protegernos de lo que sea que nos amenace. Lo que los jedi han llamado fuerza, es justamente esa confianza en nuestro poder interno que por supuesto es desarrollable pero con el cual nacemos. Regresando al particular ejemplo de la amenaza que viaja hacia nosotros, misma que es captada por una parte del sistema nervioso central que se ubica en el ojo, la retina, que se conecta al nervio ocular de cada ojo el cual lleva información a ambos hemisferios en la corteza visual para ser procesada, sí, cada ojo envía información a ambos hemisferios y luego esta información se integra a la corteza motora para después enviar una señalización a todos los músculos necesarios para mover el cuerpo con precisión milimétrica y ultrarrápida, ocurre en 200 milisegundos, es decir, 1/5 del tiempo que dura un segundo. El cerebro solamente requiere de 1/5 de segundo para cotejar la información entrante con datos almacenados en la memoria, relacionados con alguna experiencia previa y semejante a la actual e idear una estrategia protectora que se ejecute con el sistema locomotor del cuerpo. TODO LO ANTERIOR en el momento de la ocurrencia, ES COMPLETAMENTE INCONSCIENTE y no pensamos en protegernos, simplemente ejecutamos los movimientos milimétricos y ultrarrápidos para cambiar nuestra postura a una de seguridad.

La parte de nosotros que se encarga de hacer todo esto, no recurre a nuestra voluntad ni a nuestro consiente, ni a nuestros mecanismos de planeación analítica ni raciocinio. De hecho, nos hacemos consientes numerosas veces, solamente hasta que ya terminamos de ejecutar todos los movimientos que nos han salvado de algo amenazador, y egoístamente, deducimos los cálculos probables que hicimos y decimos -YO LO HICE, YO RESPONDÍ ASÍ ANTE LA AMENAZA- y usualmente es el YO el que busca llevarse el crédito de héroe J , pero no es así. La realidad es que más del 90% de nuestras acciones son realmente inconscientes, y el YO consiente participa realmente poco en ellas, aunque quiera llevarse el crédito de lo que hacemos o la culpa de lo que hacemos.

Cuando hacemos la paz con nuestras reacciones o reconocemos que no somos dueños de ellas, abrimos la posibilidad a dejar de lado el apego a nuestros logros y simplemente saberlos como parte de nuestro crecimiento y nuestra historia. Así el valor que nos auto-otorgamos no se encuentra en esos logros ni en haberlos hecho, es decir, no desarrollamos el apego a nuestra historia ni a aquello con lo cual la hacemos, porque situamos el valor que nos auto-otorgamos en nuestra capacidad de darnos cuenta de las cosas, es decir, en la consciencia, misma que cada vez se expande y nos permite ver nuestro verdadero valor en el plano de la vida. Caso idéntico para cuando sentimos culpa de nuestras reacciones, esta postura que les propongo, permite hacer la paz con la idea de que una reacción no debió ser y se deja de desperdiciar energía en pensamientos que quieren transformar al pasado, que ya dejó de existir. ¿Pero entonces que cosa queda por hacer con el asunto de la “Fuerza” y que tiene que ver con nuestras respuestas ultrarrápidas?

La respuesta en nuestra siguiente entrega estimados lectores. De momento les digo, que la fuerza los acompañe. Bendiciones

 
 
 

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