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CAÍDA… ¿FRACASO? VI UNA OPORTUNIDAD Y LA TOMÉ.

  • Atenas Ávila. Directora y fundadora de Danza Aérea
  • 12 nov 2015
  • 5 Min. de lectura

Cuando hablamos de caídas o fracasos en la vida, generalmente lo asociamos a “errores” o “equivocaciones” cometidas, también cuando algo nos sale “mal” o no logramos lo deseado.

Sin embargo, con el paso de los años, la danza aérea me ha enseñado que lo que normalmente asociamos con “caídas en la vida cotidiana" podrían resultar ser una oportunidad de resignificar un evento (circunstancia o situación por la que estamos pasando), de tomar un riesgo y lograr una meta, ¿A qué me refiero con esto? En danza aérea en telas, una caída (también llamado escape), no es más que una serie de nudos que se realizan alrededor de diferentes partes del cuerpo que te obligan a subir cada vez más alto en el aire para posteriormente deshacerlos en lo que daría como resultado una “caída”, esto genera una sensación de vértigo, combinado con miedo y adrenalina provocado al saber que literalmente te vas a aventar al precipicio para descubrir que el resultado no es que te vayas a lastimar o hacer daño, si no que logres ese escape que te dará cada vez más seguridad y valor para ejecutar ejercicios más complejos y riesgosos en esta disciplina circense, ahora te invito a compárar esto con tu vida diaria.

¿Cuántos fracasos o caídas has experimentado? Lo asociamos al dolor que te provocan estos mismos, la frustración y muchas veces el desaliento por no querer volver a intentar lo que sea que nos hayamos propuesto y esto deriva en guardarnos, escondernos en una zona de aparente seguridad en la que nada ni nadie pueda volver a dañarnos.

Al igual que en la vida, en la danza aérea en telas hacer los nudos (atravezar los problemas, por citar un ejemplo) duele, duele el cuerpo, aguantar una posición antes de caer duele, es necesario apretar tu cuerpo para que la tela no te ahorque y además de todo sonreir… jajaja… para que todo mundo vea y crea que es fácil.

¿Cuántas veces nos sentimos así en nuestra vida, sabiendo que hay algo que nos duele en lo profundo, pero preferimos mostrar una sonrisa para aparentar que todo está bien? Me parece que esto es muy normal, estamos programados para evitar el dolor a toda costa, ¿A quién de nosotros no le dijeron cuando niños ante algún dolor frases como las siguientes?: ya no llores, va a pasar rápido… ya ya, no es para tanto, anda levántate y sigue, si…. Por supuesto que va a pasar pero mientras tanto duele, y entonces acumulas y acumulas dolor por mucho tiempo, hasta que un día te acostumbras a vivir así, a no mostrar tus sentimientos por parecer débil, para que no te lastimen. Te acostumbras y hasta huyes a toda costa de las situaciones que puedan provocar un fracaso, una caida.

Para mí la danza aérea es el reflejo de la vida misma, puede ser que en una clase logres ejecutar todas las figuras que el maestro te indica, puede que seas el primero de tu grupo en lograrlo, tal vez en otra clase no te va tan bien y te frustras, te desalientas porque ya habías hecho un excelente trabajo y de repente tu cuerpo no responde igual, o no vas con el mejor ánimo, algo ocurrió que no tienes idea de por qué no puedes… o tal vez eres de los que no les sale nada, ves a tus compañeros avanzar en cada ejercicio y tu llevas un mes con el mismo, o simplemente sentir que algo ocurrió y no parece haber una razón de -¿porqué no puedo?-, ¿porqué mis compañeron avanzan y yo no?. Antes de continuar te quiero preguntar ¿Cuántas veces en tu vida, te juzgas y te dices “no puedo, no tiene caso seguir intentándolo”?

Espera, espera, no pretendo desanimarte, ¡Al contrario!, te invito a que reflexiones sobre estas comparaciones y te des la oportunidad de comenzar a soltar estas programaciones que desde pequeños hemos venido cargando.

Si por el contrario resignificáramos las caídas o fracasos en nuestra vida y les diéramos otra perspectiva: “Me voy a atrever, me duele y tengo miedo, no sé qué vaya a pasar pero estoy dispuest@ tomar el riesgo”, porque además recuerda que en tu clase siempre está tu maestro y compañeros para cuidarte, estas en un espacio seguro y de contención para experimentar la caída, genial, ¿no crees? Imagina un lanzamiento en caida libre desde 10 metros de altura y sobrevivir… eso mismo es la vida. En lugar de sentirte fracasado... desconsolado, resignificarlo y decir: “Vi una oportunidad y la tomé, con cada caída que experimento me hago más fuerte, mi cuerpo es más ágil, puedo dar más pasos y llegar más lejos, tengo más conciencia corporal y control sobre mi mente y emociones”. El miedo a hacer una caída nunca va a desaparecer, y es precisamente el miedo lo que considero el combustible más potente para arrancar y lograr lo que quieres en la vida, si dejas que el miedo te gane probablemente no harás la caída, es válido sentir miedo, la propuesta es: detente, has una pausa para mirar dentro de ti y da espacio a la pregunta: ¿Qué es lo que provoca ese miedo? Tal vez oyes una voz en tu cabeza diciéndote: “No lo vas a lograr, estas muy pesado, no eres nada ágil, nunca lo has sido, duelen mucho los amarres mejor bájate” esa voz tal vez tiene una cara, puede ser la de alguien que alguna vez te dijo todas esas cosas y tú te la creíste. ¿Cuántas veces te dices esto en tu día?

Bien, pues ya es tiempo de que le mires de frente y si lo elijes, puede ser una excelente oportunidad para afrontar ese miedo. Podrá tratarse de sólo un atrevimiento para una caída en la clase de telas, pero llevar este aprendizaje a la vida diaria y observar la propia conducta, es una oportunidad para reconocer la forma en como acostumbramos a reaccionar en diferentes situaciones, entonces te pregunto ¿Valdría la pena tomar el riesgo de “atreverte” y lograr tu objetivo?, ¿Podrías transportar a tu vida diaria este aprendizaje y transformar la manera en como reaccionas para lograr tu objetivo?. En clase he tenido el privilegio de poder compartir estas experiencias con mis alumnos y una de las cosas más gratificantes de verlos lograr las caídas es el resultado que por añadidura agrega en sus vidas, la seguridad que logran desarrollar, el autoestima, pero sobre todo ver que cada uno logra reconectarse con su autenticidad y poder personal. Aunado a esto el entrenamiento fuerte y de alto rendimiento mejora la condición y funcionalidad de sus cuerpos… como dirían ¡Paquete completo! Yo te invito a que te arriesgues y te atrevas, que tomes el riesgo de caerte y aprender de tus experiencias, en clase de telas siempre tienes las colchonetas para poder caer y ejecutar nuevamente, estas colchonetas en tu vida pueden ser personas, tu familia, amigos, gente que estará ahí para ti, para apoyarte a levantarte y seguir adelante. Solo es cuestión de reconocer al miedo que vive en ti como un detonante para alcanzar tu meta, tomarlo por la “tela” y atreverte, todos los fracasos nos enseñan cosas, nos invitan a hacer las cosas de manera diferente cada vez, nos muestran que funcionó y qué no.

Y lo mejor... cuando sabes que eres capaz de lograr lo que te propongas en la vida, cuando abres tu corazón a volar e ir por lo que deseas.

Un gran maestro es el resultado de un aprendiz que tuvo el valor de enfrentar múltiples fracasos, nos hacemos expertos intentando e intentando, hasta el punto en que vamos más allá del intento y lo logramos.

Te invito a que nos escribas y nos compartas tu opinión, este espacio es tuyo y para ti, si tienes sugerencias sobre algún tema que te gustaría que publiquemos te invito a que nos las hagas llegar.

 
 
 

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