La Salud Física y la ontología
- Ever Daniel Ferreira Garcidueñas
- 4 nov 2015
- 2 Min. de lectura
Todos los seres humanos compartimos las mismas manifestaciones corporales a las que les hemos llamado enfermedades. Aunque en ambos géneros el impacto y el curso pueden

derivar o evolucionar de forma distinta, es importante considerar que las causas corresponden a los siguientes grandes rubros: procesos biológicos del medio interno y externo, conflictos emocionales no resueltos y pensamientos recurrentes. Es por esta razón que la forma y el contenido de lo que pensamos así como nuestros conflictos no resueltos, están relacionados con nuestro estilo de vida elegido y los eventos que llamamos enfermedad relacionados al estilo de vida correspondiente.
Nos hemos fiado a ciegas de numerosas disciplinas científicas, olvidando que es nuestra responsabilidad (entiéndase como la capacidad para responder, la facultad para hacernos cargo de algo) observar nuestras propias pautas mentales y el estilo de vida que hemos elegido. Un ejemplo es cuando apenas un dolor cualquiera aqueja a nuestra experiencia y buscamos al medicamento analgésico con algún profesional de las ciencias médicas, casi exigiéndole que desaparezca el dolor, olvidando que hay una serie de pautas mentales que preceden a la aparición del dolor y que es ese mismo padecimiento, un gran maestro e indicador de algo que no estamos soltando o resolviendo.
En las disciplinas corporales, es común que se manifiesten dolores musculares o algunas otras dolencias, si bien es cierto que la propia actividad física puede causar las molestias, éstas puedan tener relación con posturas físicas de ese tan misterioso lenguaje corporal, que no es mas que la manifestación física de un estado mental, pensamientos recurrentes y posturas ante la vida.
La postura ante la vida se basa en un sistema de creencias donde se establece cómo debe ser la vida, lo que según es verdadero, la razón de nuestras posturas conductuales y el porque de los estilos de vida que finalmente nos aproximan a cualquiera de los extremos de la historia natural de lo que llamamos enfermedad, el extremo de salud o el extremo enfermedad.

Es un asunto liberador saber que si yo mismo soy quien he causado las manifestaciones indeseables en el cuerpo mediante mi propio sistema de creencias, yo mismo puedo dejar de hacerlo, encontrando en mi sistema de creencias la postura que elegí adoptar. Es aquí donde reconsideramos a la salud emocional y a un elemento extensamente valioso, que podrá resultar muy nuevo por considerar pero que nunca dejado de estar ahí y se trata de mi mismo.
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